El 4 de diciembre se celebra la onomástica de Santa Bárbara, quien nace en Nicomedia, cerca del mar de Mármara, puente entre los mares Egeo y Negro. Hija de un gobernador de provincia, fue encerrada en una torre, no como una pena carcelaria, pues se dotó su interior de comodidades, sino para evitar que se casase joven, así como protegerla de la fe cristiana. No obstante, los profesores que tuvo durante su encierro le permitieron abrazar dicha fe.
Tras declararse cristiana ante su padre, se opuso al matrimonio que él le proponía. Aunque Bárbara huyó, fue capturada, martirizada y posteriormente decapitada por su progenitor, en la cima de una montaña, siendo éste fulminado por un rayo tras realizar dicho acto.
La talla que se expone como pieza del mes y que se ubica en la sala de Arte Sacro, propia del siglo XVIII, se veneraba, en Olivenza, en el convento de San Francisco, concretamente en la capilla de la Orden Tercera, donde se encuentra la sepultura de María de la Cruz y donde, tras una hornacina, se podía contemplar a la Virgen de la Buena Muerte sobre la que surgió una curiosa leyenda.
Está trabajada en madera recubierta de yeso y policromada. Nos presenta a una Santa Bárbara joven, quien en su mano derecha porta la palma del martirio y en la izquierda, una torre de dos pisos; como elemento curioso de dicha torre, digamos que no se aprecia, en ninguno de sus pisos tres ventanas, que vienen a simbolizar la Santísima Trinidad. Presenta falda roja con pliegues, que muchos autores identifican con la sangre de Cristo; túnica al viento decorada con motivos florales. Sobre su pecho se descubre un medallón recogido por cadena.
Esta pieza pertenece al Arzobispado Mérida-Badajoz y se encuentra en depósito.