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Carpintería
En la sala pueden observarse dos tipos bien diferenciados: por una parte, la carpintería de obra fina, dedicada a la construcción de muebles; por otra, la de obra basta, en la que se hacían y reparaban los aperos agrícolas de madera.
Los bancos constituyen la verdadera mesa de trabajo del carpintero. En cada uno de los expuestos figura un ejemplar de sierra ordinaria, con forma de H.
A un lado se expone un conjunto de serruchos de diferentes clases: ordinario, de costilla y de punta. El tronzador es una sierra de hoja larga, enmangada en ambos extremos, para manejo a dos. En la estantería de la izquierda, se agrupan los cepillos por clases; así tenemos los ordinarios, de moldurar, acanalados y guillames. Ejemplar de mayor tamaño es la garlopa, provista de mango superior.
A otro, se disponen escofinas y limas. Al lado, formones, de corte oblicuo y filo horizontal. También se muestran varios escoplos con filo biselado y hoja más gruesa.
Para tallar se empleaba la gubia, con una hoja curvada de media caña, las barreras para perforar. El berbiquí, con la misma función, tiene forma de U, con brocas intercambiables.
Como instrumentos de golpe pueden apreciarse martillos y mazos, así como un utensilio de corte derivado del hacha, la azuela.
Para sujetar las piezas recién encoladas se usa el gato o aprieto, formado por dos topes: uno corredizo o graduable y otro fijo. Se exponen también otros instrumentos auxiliares para medir, señalar, verificar…, como la escuadra y el compás, además de un grupo de gramiles, para trazar líneas paralelas.
Las herramientas sufrían un desgaste debido al uso. Para ponerlas a punto se afilaban sobre unas piedras, accionadas a mano o pedal, que se mojaban con agua para atenuar el calor generado por la fricción.
Se exhiben también dos curiosas máquinas empleadas en los trabajos de marquetería fina.
Monografía