La acción de coser data de muy antiguo. Hace unos 40.000 años esta labor se realizaba con agujas de hueso o marfil; a lo largo de las diferentes etapas de la historia se emplearon otros materiales. La Revolución Industrial trajo consigo la mecanización del sector, no obstante coser a mano siempre ha existido, de la mano de sastres y costureras, quienes agrupados en gremios, solían desarrollar su labor en una de las dependencias de su casa.
En 1830 un sastre francés Barthelemy Thimmonier dio vida a una máquina de coser que podía dar doscientas puntadas por minuto.
Las primeras máquinas carecían de pedal, siendo accionadas con la manoa. Con el tiempo se les acoplaría dicho pedal.
En cuanto a su diseño digamos que difiere según los países de origen y la moda del momento. Así, la casa Seidel & Naumann, presenta una forja un tanto barroca y un mueble en forma de violín, mientras que la creada por Jones Serpentine imita el cuerpo de una serpiente. A esta máquina se le incorporan accesorios para hacerla más manejable y transportable, caso del mueble de madera y el pedal.
En España tuvo su momento álgido tras la Guerra Civil, convirtiéndose las amas de casa en importantes productoras de ropa para toda la familia.
El Museo expone como pieza del mes este ejemplar de la casa SEIDEL&NAUMANN. Bruno Naumann comenzó a producir máquinas de coser en Dresden, Alemania, en agosto de 1868. Para expandir su empresa contó con la ayuda financiera de Emil Seidel, desde 1872. Aunque la unión fue corta, el nombre de la marca permaneció inalterable y en continua expansión, valga como ejemplo que en 1906 produjo unas 100.000. La que se exhibe es de color negro, decoración dorada, rueda a la derecha y dos portabobinas. Apoya sobre mesa rectangular con dos cajones y plataforma abatible en su lado izquierdo, sostenida por patas de hierro. Presenta rueda y pedal inferior, así como una tapa con el nombre de la casa comercial.