Según el diccionario de la lengua española, gemelo es un “pasador formado por dos piezas unidas por un pequeño vástago o por una cadenita y que se usa para cerrar el puño de la camisa”.
Durante muchos siglos los gemelos han sido una joya fundamental en la moda masculina. Además, se han considerado un símbolo del estilo formal, como las corbatas y las pajaritas.
El Museo, este mes, expone un par de gemelos del tipo de eslabón de cadena. Se compone de una cara frontal con base cuadrada y borde ondulado, que abraza a una pieza blanca troncopiramidal, rematada en el vértice por decoración labrada, de estilo damasquinado; una pequeña cadena o pasador de seis eslabones une esta pieza principal con otra oval o perno, con decoración igualmente labrada, en negro, dorado y blanco.
Los gemelos, como complemento de nuestra vestimenta, hacen su aparición en el siglo XVIII. En el siglo anterior, las cintas de seda fueron sus predecesoras. Se pusieron de moda en forma de moños en los puños de las camisas, pasando por los dos ojales, ajustándolos y ornamentándolos con extravagantes lazadas.
Posteriormente, evolucionaron dando paso al llamado botón de manga, que se unían con cadenillas que pasaban por los ojales. Estos botones de mangas se hicieron populares en la corte de Luis XIV donde se competía en tamaño y originalidad, usando para su elaboración todo tipo de metales y piedras preciosas.
Su apogeo llegó durante el siglo XIX, en el que se consideró un complemento imprescindible dentro de los caballeros de la clase burguesa.
Después de la Revolución Industrial y gracias a la fabricación en cadena y el empleo de otro tipo de materiales más económicos, se popularizó el uso de los gemelos a todas las clases sociales. Dejan de llamarse botones de camisa para pasar a denominarse oficialmente gemelos.
Durante el siglo XX han sido muchos los diseñadores que han querido, de nuevo, ponerlos de moda. Hoy en día se consideran un accesorio obligatorio de protocolo para acontecimientos sumamente importantes y elegantes.
Fueron donados por Teresa Plaza Núñez en 2020.