Pieza del Mes diciembre 2014: caja de polvos faciales «Maderas de Oriente»
- administrador
- diciembre 3, 2014
La búsqueda de la belleza es una tendencia natural en el ser humano. Desde la más remota antigüedad, y siguiendo muy diferentes cánones, el hombre ha intentado modificar su aspecto para obtener una imagen más estética. Los hombres y mujeres han dedicado a lo largo de los siglos tanto tiempo al cuidado de su apariencia como al de su alimentación.
La primera prueba arqueológica del uso de cosméticos se encontró en el Antiguo Egipto, alrededor del año 4000 a. C. Los egiptólogos deducen que se comenzó a utilizar como protección frente al sol (aceites hidratantes) y grafito en polvo (kohl) para los párpados de los ojos.
Una de las firmas decanas de la cosmética en España es Myrurgia que significa “fábrica de perfumes”. Es la unión de las palabras griegas myros, que quiere decir perfume, y urgia, que quiere decir fábrica. Fue, sin duda, la empresa más internacional de España.
Fundada por el escultor catalán Esteban Monegal Prat, surgió como un negocio familiar en 1916 en Barcelona. Se especializaron en productos de belleza como maquillajes, colonias, jabones, perfumes, etc. El carisma de sus productos está inspirado en el orientalismo (como sus Maderas de Oriente) y el exotismo hispánico (La Maja imagen de sus jabones).
Nuestra pieza del mes de diciembre 2014 es una caja de polvos faciales sueltos Maderas de Oriente. Tiene forma circular con tapa azul y blanca en la que figura uno de los motivos iconográficos de inspiración oriental, seña de identidad de la marca, ideado por el propio Monegal y diseñado por Eduard Jener. La caja contiene polvos blancos que se caracterizan por su aroma de esencias orientales y amaderadas.
El mundo de la cosmética es una continua evolución, un campo lleno de innovaciones, de aplicaciones de nuevas tecnologías, un constante cambio. Sin embargo, hay productos de toda la vida que se resisten a caer en el baúl de los recuerdos y que, aunque nos evoquen épocas pasadas, siguen estando en los armarios de maquillajes de muchas mujeres.
Esta pieza fue donada al Museo por Luisa Guerrero Margallo en el año 2009.