El cultivo del azafrán se remonta a unos 3000 años, en Asia. Se obtiene de los estigmas de la flor de Crocus Sativus, conocida vulgarmente como rosa del azafrán. Es de la familia de las Iridáceas, caracterizada por tener una flor color lila donde destaca el rojo de los estigmas y el amarillo de los estambres. Ha sido utilizado como condimento, fragancia, tinte y fármaco. En Egipto lo emplearon Cleopatra y otros faraones como esencia aromática y seductora, así como para hacer abluciones en templos y lugares sagrados.
En España es muy cultivado en Castilla la Mancha y Aragón. Digamos que la ciudad de Novelda, en Alicante, nunca lo cultivó por motivos climatológicos, pero desarrolló una importante industria envasadora, especializada en la comercialización de azafrán y otras especias, que salían por Sevilla y Málaga con dirección a América, y desde Barcelona o Valencia hacia Europa.
La caja metálica que exhibe el Museo sirvió para contener el oro rojo, el azafrán. En ella se reconoce a Vda de Jorge Romero como la empresa encargada de comercializarlo. En la tapa aparecen litografíados tres pollitos amarillos, que dan nombre a la marca, Polluelos, ladeados por dicha planta.