La alfarería o arte de hacer vasijas u otros objetos de barro cocido es un oficio que data de muy antiguo en nuestra localidad, de hecho, desde el s. XV se tienen noticias de la Rua dos Oleiros, actualmente calle Díaz Brito, donde ejercía su labor este gremio.
Tradicionalmente, la profesión y el taller se transmitían de padre a hijos, fabricando todo tipo de vasijas, aunque predominaban los cántaros, vasijas, con asas, grandes tinajas para conservar el vino, aceite, aceitunas y agua, jarrones, platos, vasos, jarras…. Siempre, al lado del taller, se encontraba el horno donde se cocían las piezas, que eran vendidas en el mismo lugar de fabricación o en puestos que se montaban en la actual Plaza de la Constitución o en los paseos.
Todas las piezas cerámicas pasan por varias fases durante su elaboración: preparación del barro, modelado, secado, primera cocción u horneado (alfarería tradicional) y cocciones de aplicación de técnicas cerámicas.
Entre las técnicas de modelado figuran cuatro categorías básicas: modelado a mano, modelado a torno y modelado al vacío (con molde).
Dentro del modelado a torno, exhibimos este mes un ejemplar donado por los hermanos Bermejo Pérez, de Salvatierra de los Barros, en julio de este año.
Se trata de un torno tradicional de pie, compuesto de un disco de hierro unido, por un eje, a una rueda de madera dispuesta en la parte inferior. EL movimiento dado con el pie a la rueda inferior se transmite al disco superior donde se sitúa la pella o masa de barro. Ésta deberá estar bien centrada en el disco y necesita de cien revoluciones por minuto para comenzar a “ascender” y adquirir la forma que desee el alfarero. Es necesario tener, siempre, las manos húmedas para mantener la plasticidad de la arcilla durante el modelado.
Olivenza fue una destacada zona alfarera debido, entre otras razones, a su producción de apreciados vinos y aceites, para cuyo almacenamiento se precisaban tinajas y vasijas de barro.
En las proximidades de la Charca Grande, cobraron vida todo tipo de vasijas, además de material de construcción como tejas, ladrillos y tuberías.
Entre los alfareros locales destacan Francisco Lemus Rodríguez, más conocido por Panassa, cuyo taller estaba en el barrio de Sta. Engracia, donde firmaba sus obras con un sello identificativo en el que plasmaba su nombre y el de Olivenza, Juan Rodríguez Rodríguez, conocido por Simeón, con su taller en la Rua dos Oleiros, y Antonio Miranda, El Portugués, quien, después de trabajar con los dos anteriores, montó su negocio en la calle Núñez de Balboa.