El pasado año, durante el mes de mayo, exhibimos como pieza del mes una cartilla de racionamiento de 1952, elemento característico de la posguerra en España cuya finalidad era controlar los bienes escasos para asegurar el abastecimiento.
Igual que existieron estas cartillas de racionamiento, el 1 de octubre de 1940 se comenzaron a distribuir en los Ayuntamientos las tarjetas de fumadores.
Para acceder a ellas había que presentar:
1.- Partida de nacimiento, pues sólo se repartía entre mayores de edad.
2.- Declaración jurada que acreditase que se era fumador.
3.- Certificado de buena conducta, emitido normalmente por el párroco.
4.- Ser hombre. La mujer no podía fumar.
5.- Presentación de cédula personal.
6.- Presentar cartilla de racionamiento alimenticia.
La tarjeta de fumador daba derecho a adquirir en las Expendedurías, la cantidad de tabaco proporcional a cada saca durante los tres primeros días. Se podía escoger entre dos paquetes de picadura entrefina de 25 gramos o dos cajetillas de veinte cigarrillos. Dicha cantidad se anunciaba oportunamente y antes de comenzar la expedición de cada saca.
Hubo sus trampas, pues algunos no fumadores, a quienes se falsificó la declaración jurada, utilizaban su ración para revenderla o dársela a un familiar fumador.
El control y reparto estaba a cargo de Tabacalera S.A. compañía del Estado que tenía el monopolio del tabaco en España. Su utilización fue necesaria hasta el año 1953.
La que muestra el Museo fue donada por José Luis Nicolás Antúnez. El titular fue Manuel Antúnez Gutiérrez, nacido el 11 de diciembre de 1896, de profesión Industrial, domiciliado en C/ Calvo Sotelo 2P (actual calle Santo Domingo) de Badajoz. Tarjeta de abastecimiento nº 63516. Serie BA. Categoría 2ª.
Aún conserva en la parte inferior cinco cupones con el nº de la tarjeta (532214) que se canjeaban en el estanco, previo pago de su importe y posterior sellado en el reverso como justificación de la venta.