El Museo homenajea a la pintora oliventina María Luisa Carvallo Gadella con una exposición póstuma
- administrador
- junio 23, 2014
María Luisa nace en Olivenza en 1891, en el seno de una familia acomodada; muere fusilada a los 45 años el 8 de septiembre de 1936 poco después del estallido de la Guerra Civil. Igual suerte corrió su hermano Antonio, trabajador del Ayuntamiento de la localidad. De los otros tres, Juana Rita, Modesta y Juan Ignacio, este último tuvo que exiliarse a la vecina Portugal también por motivos políticos.
María Luisa cursó estudios con la maestra Doña Ramona Gil, quien debió apreciar sus magníficas dotes para la pintura y el bordado. Todo ello durante una etapa de florecimiento del arte extremeño a finales del siglo XIX y principios del XX.
Todos sus cuadros carecen de título. De 1910 datan sus cuatro retratos a carboncillo. A ellos se suman dos de carácter religioso alusivos a Moisés en el Nilo y a la Pasión de Cristo. No obstante, los de mejor técnica son aquellos de temática costumbrista y los de flores. No sabemos en qué se inspiraba para darles vida, y qué otros maestros, además de Doña Ramona, pudo tener.
Para abordar su obra, es necesario contextualizarla en el momento histórico en el que le tocó vivir y tener en cuenta el papel secundario que desempeñaban las mujeres en la sociedad de la época, especialmente en el medio rural, su escasa participación en el mundo de la cultura y del arte y sobre todo, la carencia de referentes femeninos cercanos en el mundo de la pintura.
El pertenecer a una familia con cierto nivel económico y social permite a Maria Luisa formarse, dedicarse, en parte, a la pintura y conservar su independencia en un momento en el que el único destino de la mujer, sin apenas acceso a la educación, era asegurarse un buen matrimonio y gestionar la economía doméstica o profesar como religiosa.
Es hora de echar la vista atrás y reconocer el mérito de todas y cada una de aquellas mujeres que, con su ejemplo y de manera silenciosa, abrieron camino, sirviendo de referente a generaciones posteriores. Una de ellas es María Luisa Carvallo Gadella de la que aún nos queda mucho por conocer.
Con esta exposición póstuma, el Museo pretende rendir un pequeño y justo homenaje a su obra y figura, agradeciendo a la familia de María Luisa el préstamo para la exposición de sus pinturas, que han conservado celosamente hasta la fecha y a Juan Francisco Piquer y Esther Silva su inestimable colaboración para rescatarlas del olvido.