En este mes primaveral, propicio a las bodas, el Museo Etnográfico Extremeño González Santana expone un vestido de novia de finales del XIX. Con este gesto nos queremos sumar a todos aquellos sectores de la vida social y cultural de nuestro país en las felicitaciones a Su Alteza Real el Príncipe D. Felipe y D.ª Leticia Ortiz.
El vestido es de color beige en seda rallada. Está compuesto de dos piezas: la chaqueta y la falda. La primera es de corte entallado en la cintura con varillaje delantero y en la espalda. Tiene la abertura en el lateral derecho, sin montar, y el cierre con enganches metálicos (corchetes). La parte trasera termina en aletas triangulares. Se reconocen pliegues sobre el pecho y dos ramitos de flor de azahar. El cuello es cerrado a la caja con tirilla; las mangas, largas, estrechas y sin abertura en la bocamanga. Su forma es curva y sin frunce.
La falda consta de dos partes: la delantera, de un metro de altura, se recoge a ambos lados de la cintura formando pliegues; la parte posterior cae dando vida a una cola de metro y medio. El cierre está en el lateral izquierdo con corchetes.
La exposición de este vestido pretende ser un modesto homenaje al gremio de modistas y planchadoras de finales del siglo XIX. Con medios muy rudimentarios, y muchas horas de trabajo, conseguían obras de artesanía como la expuesta.
El traje fue donado al Museo por D. Avelino Marzal de Matta Antunes. Perteneció a su abuela D.ª Mª José da Silva y Matta (Crato,1867-Elvas 1967), mujer profundamente religiosa cuyas aficiones eran las propias de su sexo: bordar, tocar el piano y ser una buena anfitriona. Su padre, de profesión Ingeniero, llegó a ser General del Ejército Portugués.
Se casó con el labrador elvense D. Joaquín Antunes Barradas. Vivieron en la Rúa de Padrón nº 7 de Elvas, en un caserón que contaba con setenta y dos habitaciones. Tuvieron siete hijos y treinta y seis nietos. La primera vez que hablaron los novios fue en la pedida de mano, anécdota contada por su nieto D. Avelino.
La muestra de este traje es posible gracias a la Asociación de Amigos del Museo, que ha costeado el planchado y compra del maniquí para su exposición.