Septiembre es el mes por excelencia de la vendimia. En caso de un normal desarrollo meteorológico, ésta se lleva a cabo en el momento que se comprueba la completa maduración de la uva. Para potenciar la calidad de los vinos, el proceso tiene que realizarse lo más rápidamente posible. Los racimos deben llegar casi intactos, para evitar maceraciones incontroladas e inicios de fermentación.
Una vez que la uva se encuentra en la bodega, comienza el largo proceso de vinificación, el conjunto de operaciones mediante las cuales la uva se transforma en vino. Sea cual sea el sistema utilizado –que difiere de unas regiones a otras- el proceso se compone de una serie de etapas.
Apretando las uvas manualmente se puede obtener el llamado “vino de lágrima”. Pero el procedimiento normal, desde la antigüedad hasta nuestros días, es pisar y prensar la uva. El pisado se hacía, en un principio, con los pies descalzos o con alpargatas de esparto. Esta forma de pisar la uva era la mejor para extraer el primer jugo de uva y obtener una masa homogénea para la prensa, sin romper las pepitas. Posteriormente se emplearon máquinas estrujadoras-despalilladoras, accionadas con volante o manivela.
La pasta resultante del pisado, compuesta de hollejos, pulpa y pepitas, e incluso de raspones si no se habían eliminado, se prensaba para exprimir todo el mosto. Las prensas que principalmente se usaban en esta fase del proceso de vinificación eran las de viga y piedra y las de husillo.
En este mes de la vendimia, el Museo Etnográfico Extremeño González Santana quiere rendir homenaje a esta tarea agrícola mostrando una prensa de husillo, también llamada prensa manual. Consiste esencialmente en un tornillo de acero roscado, fijo a un plato de hierro dispuesto en la base. Alrededor se coloca la uva encerrada en una especie de jaula de forma cilíndrica, realizada con listones de madera separados entre sí 1 ó 1,50 cm. para permitir la salida del mosto. Contra estos listones, fortalecidos con flejes de hierro, y contra la base, la uva sufría la presión del tablero prensador al descender una gran tuerca de hierro, mediante el movimiento de una palanca de doble acción, que lo comprimía fuertemente.
Esta prensa, de gran valor etnográfico y excelente conservación, procede de Almendralejo, localidad famosa por su industria vinícola. Fue donada por D. Pedro Iglesias González, descendiente de D. Alfonso Iglesias Infante, fundador del Grupo familiar Alcoholes Iglesias. A este grupo pertenece la Bodega de Crianza Viña Extremeña.