Esta pieza podía servir, bien para encuadernar, bien para hacer copias.
El hacer copias de documentos originales se ha convertido en algo habitual en nuestra vida cotidiana. Tradicionalmente, hasta 1450, los copistas, monjes y frailes, realizaban esta actividad de manera manual. Fue en 1778 cuando James Watt inventa la prensa de base plana. Se ponía la rama o marco con el molde del impreso que se iba a realizar; se entintaba, a mano, dicho molde con un rodillo. Se colocaba una hoja encima y se retira el papel impreso.
Otra finalidad era encuadernar, pudiéndose usar papel a color, pegándose las tapas mediante cola blanca, además de engrudo, adhesivo con agua y harina. Al aplicar esta capa adhesiva, el papel solía doblarse por efectos de la humedad. Para que esto no ocurriese se colocaban hojas de papel entre medias de las hojas pegadas y el alma del libro, prensándose para que no se arrugase.
Las prensas, generalmente, iban colocadas encima de una pequeña mesa con un cajón. Se atornillaban a la mesa por su peso al ser de hierro fundido.
La prensa que exponemos perteneció a D. Manuel Píriz Méndez.