Hoy en día las tareas cotidianas resultan más cómodas y limpias debido a los progresos en determinados instrumentos destinados a estos menesteres. Pero en los años 60 las cosas más comunes resultaban tediosas para nuestras madres. Limpiar el suelo, que generalmente era de ladrillos de barro o de losas hidráulicas, suponía tener que llenar el cubo de agua, hacer unos estropajos despeluchando sogas de esparto y ponerse de rodillas a restregar con unos polvos llamados Pedramol, para después aclarar con un trapo basto.
El Pedramol es la marca comercial de un tipo de arena que se utilizaba para limpiar por abrasión, frotando con la misma el objeto a limpiar (suelo, ollas, etc.) bien sola o mezclada con jabón. Se comercializaba en pequeños paquetes de papel marrón como el que mostramos este mes en el Museo y que se encuentra ubicado habitualmente en la Tienda de Ultramarinos.
En él se puede leer:
LIMPIADOR PEDRAMOL PULIDOR
Pedramol es el único producto hasta hoy, que elimina radicalmente el hollín de las cocinas, ollas, cacerolas, sartenes, etc.
PEDRAMOL es un producto de efectos maravillosos en la limpieza de vajillas, mármoles, azulejos, baldosas, bañeras, pisos, etc., etc., y en el pulimento del hierro y demás metales.
MODO DE USARLO: Sobre un paño o estropajo seco o humedecido, según convenga agréguese PEDRAMOL, con o sin jabón.
Esta pieza entró a formar parte de los fondos del Museo en el año 1991 gracias a la generosidad de la familia Garrido Méndez.