Maquinaria de reloj de torre (1792), Pieza del Mes diciembre 2006
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- diciembre 1, 2006
El reloj se ha convertido en elemento indispensable en la sociedad actual como regulador de la vida familiar, laboral y social. Desde la antigüedad se tienen conocimientos de relojes de agua, aire, sol y arena, de los que nos informa Vitrubio. A medida que ha evolucionado la tecnología han ido apareciendo nuevos modelos de mayor precisión y mejores prestaciones, incorporándose a electrodomésticos y ordenadores.
Se cree que los grandes relojes de pesas y ruedas fueron inventados en Occidente por el monje benedictino Gerberto, futuro Papa Silvestre II, hacia finales del siglo X, aunque ya con anterioridad se conocían en el Imperio Bizantino. Con el tiempo se ubicaron sobre torres con la finalidad de que los ciudadanos tuviesen conocimiento de la hora del día. A ellos se conectaban campanas grandes y sonoras que indicaban, con un toque peculiar las horas y los cuartos.
Olivenza, ciudad en la que se reconoce una torre próxima a su Cámara Municipal, dibujada en 1509 por el portugués Duarte de Armas.
El reloj que hoy se exhibe como pieza del mes, obra del maestro D. Antonio Aymard, marcó las horas para los oliventinos entre 1792 y 1986, costando al erario público 566 escudos. Pertenece al grupo de relojes de péndulos, cuya fuerza motriz es la gravedad, que actúa sobre una masa suspendida de una cuerda alrededor de un cilindro que es el encargado de trasmitir el movimiento al piñón que mueve la rueda.