Es posible que el origen de la manufactura del vidrio se encuentre en artesanos asiáticos que se establecieron en Egipto. Durante la época helenística, este país se convirtió, gracias a la producción de Alejandría, en el principal proveedor de objetos de cristal a las cortes reales. No obstante, digamos que fue en las costas fenicias donde se desarrollo el vidrio soplado, en el siglo I a.C. Tras la dominación romana, esta técnica se extendió por todo el Imperio.
Uno de los productos estrella realizado en vidrio fue el jarrón con la finalidad de ser utilizado como florero o simplemente como elemento decorativo, llegando incluso a convertirse en parte de la historia de algunos países, caso de Colombia, con su famoso episodio del florero de Llorente, también conocido como La reyerta de 20 de julio de 1810.
Digamos también que los primeros jarrones se trabajaron en barro, posteriormente en porcelana, un claro ejemplo de esta tipología son los de la dinastía Ming, obtenidos mezclando arcilla blanca con piedra molida, sin olvidar los ejecutado en metales como bronce. Cobre y oro.
Durante este mes, el Museo exhibe este jarrón florero de vidrio, ligeramente ahumado, decorado con rocallas y motivos florales, todos ellos pintados a mano.