De las personas cuya imaginación les lleva a fantasear la realidad de forma intencionada o no, suele decirse que “tienen más cuento que Calleja”. El origen de esta expresión alude a la figura de Don Saturnino Calleja Fernández (1855-1915) natural de Burgos. Su padre, Fernando Calleja Santos, fundó en 1876 un negocio de librería y encuadernación, en Madrid, que fue adquirido por Saturnino en 1879, convirtiéndolo en la mítica Editorial Calleja. Ésta se distinguió por la publicación de gran cantidad de libros de carácter pedagógico y recreativo. Los libros de pedagogía eran entonces escasos, malos y caros. Calleja editó otros basados en las más modernas tendencias pedagógicas europeas. Los llenó de bonitas ilustraciones y los repartió (a veces a costa de su bolsillo) por las entonces paupérrimas escuelas de los pueblos de España. Además publicó libros de texto, literatura clásica, diccionarios, atlas, libros de medicina, higiene, derecho, etc.
Los maestros españoles estaban menospreciados (triste la frase “Pasar más hambre que un maestro de Escuela”). Saturnino fundó y dirigió la revista La Ilustración de España, en cuya cabecera decía: “Periódico consagrado a la defensa de los intereses del Magisterio Español”. Su primer número salió a la calle en junio de 1884. Aquella revista iba acompañada por el boletín El Heraldo del Magisterio, con los mismos fines y las mismas firmas. También creó la Asociación Nacional del Magisterio Español y organizó la Asamblea Nacional de Maestros. Con todo ello se convirtió en el líder indiscutible de los Maestros españoles.
Pero, sobre todo, Saturnino Calleja fue conocido por su ingente producción de cuentos infantiles. Nuestro Museo muestra este mes La Caja de Cerillas; de portada a color, en su interior se ilustra con tres bellos grabados en blanco y negro. La editorial contó con una legión de grandes dibujantes de la época, que llenaron con sus ilustraciones, de magnífica calidad, cada edición de sus cuentos, destacando, sobre todo, Salvador Bartolozzi.
La Editorial Calleja supuso, con su puesta en marcha hace ya más de un siglo, una revolución en el mundo de la literatura infantil y juvenil. Así en una época, como fue finales del s. XIX, en donde la tasa de analfabetismo y la poca renta para acceder a la cultura eran escollos insalvables, la Editorial Calleja creó estos relatos de fácil manejo, que fueron vendidos a unos precios asequibles. Se escribieron y se vendieron a miles de tal forma que se instituyó el famoso dicho popular Tienes más cuento que Calleja.
La línea editorial de Calleja supo aunar el aprendizaje con la diversión. Las situaciones que se narran están llenas de espontaneidad e ingenio y suscitan la hilaridad en el lector. Estas historias huyen de moralinas pegajosas aunque sí fomentan las buenas costumbres y la ejemplaridad.
Los cuentos de Calleja tienen letra pequeña, algunas ilustraciones en blanco y negro y un contenido divertido, siendo su lectura amena y rápida. Algunos ingeniosos y originales títulos como Triquiñuelas, ¡Abracadabra!, El tío Zanguano, La Alcuza Malaschinches, Los polvos de Don Perlimplín, Las tres preguntas, Chin-Pirrí.Pi-Chín, etc. seguro que traerán más de un recuerdo a muchos de nuestros lectores.