Un cartel es un mensaje virtual intencional en dos dimensiones, es decir, es una imagen fija manipulada y un texto para convencer, informar, seducir y agradar al receptor.
Tiene su origen en Europa en las últimas décadas del siglo XIX, a partir de la utilización de los medios de impresión litográfica a tres tintas (generalmente roja, amarilla y azul), que permitía gran cantidad de tonos y texturas. La capacidad de combinar la palabra y la imagen, convertían el cartel en un formato atractivo y económico por su repetición mecánica, haciéndolo muy popular. Conocidos dibujantes y pintores dedicaron una parte de su sabiduría a la confección de carteles. Quizá el más prestigioso sea Toulouse-Lautrec, que alcanzó fama y popularidad por el diseño de uno en el que promocionaba el famoso cabaret parisino Molino Rojo (Moulin Rouge).
Su nitidez y capacidad de sugestión son algunas de las características que lo hacen atractivo a la hora de tratar de promocionar un producto comercial. La leyenda resulta imprescindible debido a que la iconografía gráfica no suele ser suficientemente descriptiva, por lo que el aserto de que una imagen vale más que mil palabras no parece fiable ni útil, siendo necesario que los carteles vayan acompañados de texto.
EL cartel, que también es conocido por su nombre en ingles póster, ha sido siempre un factor publicitario de primer orden que acercaba los productos comerciales al público, convirtiendo las paredes en pantallas fijas similares a las de la televisión, en la que encontramos una realidad estética que a su vez se transforma en cobertura de productos comerciales. Ha sido empleado en la decoración, el espectáculo, la política, el comercio, la industria, el deporte, la educación y la salud, etc.…
El que muestra el Museo es un cartel de cartón, de 39 cms de alto por 26 cms de ancho y promociona “El Mercantil”, establecimiento de torrefacción en Badajoz durante los años 20 y 30. Su propietario, Ignacio Torrado, regentaba al mismo tiempo un café con el mismo nombre en la esquina de la plaza de España con la calle Zurbarán, conocido popularmente como Los Chinos por su decoración oriental. Según las fuentes consultadas, el tostadero se encontraba en el mismo café, y junto a otros establecimientos como La Cubana, El Gallo, La Estrella y El Shangai llegó a hacer famoso el dicho de “Badajoz huele a café”.
En general, la función y el aspecto del cartel han cambiado durante el último siglo. Hoy en día continúa su evolución a través de los nuevos soportes que están revolucionando la manera de comunicarnos en el siglo XXI.