Candil, Pieza del Mes de octubre de 2023
- administrador
- octubre 3, 2023
Muchos y diferentes han sido los instrumentos que ha utilizado el ser humano para procurar luz: recipientes de piedra, conchas, cráneos de animales, antorchas, cuencos, cazoletas de cerámicas, lucernas… Estas últimas evolucionaron para labrarse en metal.
Desde la Edad Media, la lámpara de aceite recibió el nombre árabe de candil. Este pueblo perfeccionó la antigua lucerna, desarrollando el orificio para la mecha. Lo constituyen dos cazoletas, encajadas una sobre la otra, la más externa se encargaba de recoger el aceite o grasa que escurriese la mecha al arder. En su parte frontal se reconoce el pico o piquera, por detrás, un mango del que suele salir una escalonera que se remata con pantallas que en muchos casos son muy decorativas. En el extremo superior del mango aparece un orificio al que se une la varilla, que termina en gancho, del que cuelga el candil. La cazoleta superior o candileja es de menor tamaño; en ella se vierte el aceite o grasa que empapa la torcida de algodón o esparto que sale de la piquera. Para que no se extinguiese la llama, con una punta pequeña, aguja e incluso horquilla, se atizaba o sacaba la torcida; este instrumento se conocía como despabiladera y se unía al candil con una pequeña cadena.
Se conocen candiles desde el siglo X a. C., utilizados, además, con fines funerarios y votivos.
Sus tipos son muy variados: de garabato, así denominados por el gancho o garabato que servía para transportarlo y colgarlo; también los hay de panza, de sapo, de cuatro mechas, de pellizco o pico de pato…
A partir del siglo XVIII se reduce su uso con la aparición de la lámpara de Argand, quinqué, carburero, queroseno…
El que mostramos, como pieza del mes, fue donado por Francisco González Santana y presenta dos pantallas caladas con sendas cruces templarias cada una.