El belén, también denominado nacimiento, misterio, pesebre o portal, sirve para representar el nacimiento de Jesucristo, durante la Navidad, en hogares e iglesias.
La primera celebración navideña en la que se montó un belén fue la Nochebuena de 1223. Corrió a cargo de San Francisco de Asís en una cueva próxima a la ermita de Greccio, en Italia. Allí se celebró una misa nocturna donde destacó la representación simbólica de un pesebre. No obstante, digamos que existen antecedentes de esta representación plástica del nacimiento de Jesús en catacumbas, iglesias y otros lugares relacionados con el culto cristiano.
El montaje de belenes se consolidó como tradición en Italia gracias a los monjes franciscanos, quienes lo usaron como elemento de predicación, no sólo en Europa sino también en América.
En España su gran difusor fue el rey Carlos III, antiguo rey de Nápoles. Esta tradición contó con importantes artistas españoles que tallaron figuras del belén caso de Luisa Roldán o Francisco Salzillo.
Existen gran variedad de belenes; se pueden clasificar atendiendo a su montaje, abiertos o cerrados; a su técnica, populares o artísticos; al estilo de sus figuras y paisajes, bíblicos, locales o modernos. Atendiendo a lo anterior, el que exhibe el Museo, como pieza del mes de diciembre, es de estructura cerrada, pues se recoge en maqueta de madera, dejando como única vista su parte frontal; es de tipo popular, elaborado con materiales populares como corcho, papel plateado y barro; de carácter bíblico ya que recrea personajes, enseres y costumbres del nacimiento de Jesús.
Este Belén, junto con otros cuatro, está expuesto en la Sala de Arte Sacro formando parte de la exposición permanente.