El ejercicio de la pesca va parejo a la aparición del ser humano quien, a medida que evoluciona, va construyendo nuevos utensilios. Con carácter profesional, se remonta a época romana, pero empieza a adquirir importancia a nivel social y económico a partir del siglo XVI, regulándose por Ordenanzas Municipales.
En nuestro término, este arte se practicaba en los ríos Guadiana y Olivenza, transmitiéndose de padres a hijos pues siempre fue una tradición familiar. Mientras el marido pescaba, la mujer cuidaba de sus hijos, realizaba las labores domésticas, se ocupaba de confeccionar los aparejos (redes, traviesas, tarrayas y trasmallos), y de vender el pescado por las calles de la localidad.
Como recoge Ledesma Abrantes, “No rio criam-se bogas, barbos, tencas, savaletes, bordalos, pardelhas, etc de que se fazem grandes pescarias”.
El Museo ha incorporado a la sala de Utillaje una barca de río, utilizada por pescadores profesionales. Con ella navegan por ríos y afluentes caudalosos buscando las zonas donde la pesca es más abundante. La que se exhibe tiene forma romboidal, trabajada en madera. En ella se reconocen sus remos, dos tablas de asiento, traba maestra, calamollo y cuartos. Fue construida en Cheles y usada por un vecino de Villarreal.
Junto a la barca se pueden admirar otros útiles de pesca como:
- Palo balsero.– Usado para “juchear”, ahuyentar a los peces contra las redes.
- – Cesto de forma troncocónica, con boca estrecha y asiento ancho. Los peces recién capturados se meten en él, introduciéndose ésta en la orilla del río, en una zona poco profunda, de manera que el agua no lo cubra totalmente y circule por los pequeños huecos que quedan entre las ramas de mimbre.
- – Red alargada compuesta por el manto, de unos 40 m. de longitud y entre 1,50 ó 2 m. de anchura. El manto está constituido por una malla de rombos pequeños. Además del manto se compone de dos albitranas con rombos grandes, de 24 m de longitud por entre 0,90 y 1,50 m de anchura. Lleva un cordel superior que atraviesa 28 corchas, y uno inferior con 84 plomos.
- Traviesa.- Similar al trasmallo. Igualmente lleva dos cordeles, uno superior, donde se intercalan las corchas, y otro inferior, en el que se colocan los plomos. Se diferencia en que la traviesa no lleva albitranas, es decir, es una sola red.
Los peces de río eran muy apreciados por el pueblo. Una de las recetas más antiguas nos la proporciona Ledesma Abrantes:
“Num tacho deita-se um pouco de azeite, sal, pimienta, pimentón, poejos verde e pisamse alguns alhos, deitando-se a agua correspondiente. Os pixes sao convenientemente limpos; colocam-se no tacho sem os mexer e deixam-se coser bem. Logo que estejam prontos, verter-se o caldo num outro tacho onde está o pao cortado e colocam-se os peixes por cima, abafando-os com uma tampa melhor embeberem o caldo”.