Durante el mes de diciembre, mostramos unas figuras que forman un pequeño Belén de influencia napolitana. Se trata de una reproducción de diez piezas, el Misterio como grupo principal, con la Virgen María, San José y el Niño, acompañados por la mula y el buey, y junto a ellos, el Ángel Gabriel, los Reyes Magos y un pastor.
Todos ellos visten ropajes de tejidos suntuosos, unos lisos y otros decorados con hilos y motivos dorados. Predominan los colores beis, dorados y salmón. Los Reyes portan sus respectivos cofres y recipientes, San José una vara o bastón dorado, el pastor lleva un cayado de alambre retorcido, negro y dorado, el Niño Jesús, acostado sobre cuna de palo, se cubre con paño dorado y los animales, arreos de iguales características.
Las figuras mayores, por debajo, se componen de un cono de cartón con una tapa de plástico en la base. La cabeza y las manos son de resina.
Para encontrar las primeras representaciones del nacimiento de Jesús, tenemos que remontarnos a la Edad Media. Aquellos tiempos fueron propicios para el Belén, gracias al auge de los artesanos, los frecuentes contactos con Oriente y la participación de una clase comercial suficientemente rica como para permitirse recrear en un ámbito privado, y en miniatura, el escenario y las circunstancias del nacimiento de Jesús.
