Prensa para confeccionar fardos de pieles, Pieza del Mes octubre 2004
- administrador
- octubre 1, 2004
En octubre, tránsito hacia el frío invernal, exponemos una herramienta que forma parte del proceso de elaboración de las prendas que nos protegen de las bajas temperaturas.
Se trata de una pieza que se ha utilizado sin interrupción durante más de un siglo.
El oficio de pielero suponía recorrer grandes distancias a caballo por cortijos, pueblos, aldeas y lugares recónditos comprando a pastores, ganaderos, matarifes y otras personas las pieles en bruto o en fresco. Acto seguido, éstas eran cargadas sobre caballos. El transporte de la mercancía solía hacerse en recuas de tres o cuatro caballos de carga.
Los porteadores dormían y comían en posadas, cortijos e incluso al raso, hasta que las cabalgaduras estuvieran bien cargadas, momento en el cual retornaban a casa para almacenar las pieles. Cada uno de estos profesionales ejercía su actividad en una zona determinada, en la cual no solían actuar los demás compañeros de la competencia, pues existían entre ellos unas reglas no escritas que marcaban estas pautas.
Antes de enfardar las pieles, las secaban al sol y posteriormente las limpiaban. Se cortaban las patas y los cuernos, embadurnándolas de naftalina para que las polillas no deterioraran el casco de la piel. Los fardos de pieles se iban apilando sobre la base acanalada y se sujetaban con unas cuerdas. Después se ponía, sobre los fardos, la plancha de madera para hacer presión. Una vez que las pieles estaban apiladas y bien sujetas se presionaban por medio de los rulos. La fuerza de dos hombres era suficiente. Normalmente, trabajaban entre cuatro y cinco en todo el proceso.
A la operación de enfardar las pieles, proceso que duraba tres o cuatro días, se procedía cuando había almacenadas miles de pieles, que casi siempre se vendían a las mismas personas por razones de fidelidad y confianza.
La prensa expuesta consta de una plataforma rectangular sobre la que hay un tablón acanalado y dos rulos a ambos lados. Sobre esa base se encajaban cuatro palos. La herramienta se completa con varillas de hierro para acoplar las distintas partes y un tablón de madera de iguales dimensiones que la base de la plataforma. La estructura es de madera. También lleva hierro para reforzar algunas partes y para sujetar las cuerdas.
La pieza perteneció a la familia García Cuadrado desde que el padre del donante, D. Miguel García Cuadrado, la compró en Barcelona a finales del siglo S XIX. Esta familia era natural de Veguillas, en la provincia de Salamanca,
El destino de las pieles es diverso: las de vacuno y caprino se utilizan principalmente en calzado y tapizado de muebles; las de cabrito en guantería, marroquinería y encuadernación.