El trabajador de la madera recibe el nombre genérico de carpintero pero son tantas las elaboraciones que se pueden hacer con esta materia prima que necesariamente los oficios dedicados a ella reciben nombres distintos: carpintería monóxila o ejecución de objetos de madera de una sola pieza; aladrería o construcción de arados y otros aperos; carretería o especialidad en construcción de carros; carpintería de ribera o construcción de embarcaciones; tonelería o fabricación de toneles, cubos, etc.; carpintería de taller que engloba la fabricación de objetos de madera a partir de piezas encajadas o ensambladas entre sí; carpintería de armar o construcción de techos y tejados.
Son muchas las herramientas que utiliza el carpintero y que se clasifican en herramientas de medida, de corte, de desbaste, de vaciado, de perforación, de percusión, de sujeción y de afilado.
Durante el mes de agosto vamos a destacar una de las herramientas de medida y trazo: el gramil. Es el instrumento más característico de cuantos emplea el carpintero para trazar y trasladar medidas paralelas entre sí y al borde de la pieza hasta el punto de que muchas veces era de fabricación propia. Básicamente consiste en una tabla rectangular atravesada perpendicularmente por uno o dos listones de madera de sección cuadrada con una punta de acero en su extremo, de modo que al deslizar la tablilla por el canto de una madera, la punta marque una línea sobre la misma. La distancia de esta línea respecto al borde se gradúa moviendo el listón a través de la tabla y fijándolo con una cuña. De este modo se pueden hacer cuantas líneas paralelas se deseen para escopladuras, ensamblajes, colocación de bisagras, o de futuras decoraciones hechas con otros instrumentos.
Este ejemplar, propiedad del carpintero oliventino Francisco Sousa (Tairoca), fue donado al Museo por su familia en 1991.