A lo largo de la historia, la construcción de casas, muebles y espacios en miniatura ha fascinado a personas de toda época y edad.La primera casa de muñecas de la que se tiene noticia es del s. XVI. Fue un encargo del duque de Baviera para su hija, en 1558. La belleza de esta pieza fue tal que el duque la incorporó a su colección de arte. Estas casas y, en general, los objetos en miniatura, siempre atrajeron la atención de la realeza y la aristocracia. Demostraban el gusto, la riqueza y posición social de quieres la poseían.
Posteriormente los niños comenzaron a disfrutar de estas miniaturas. Lo que había comenzado como un símbolo de poder económico y estatus social continuó transformándose también en preciosos juguetes para los niños de la casa.
Consistían en armarios expositores llenos de pequeñas habitaciones construidas con todos los detalles arquitectónicos y con objetos domésticos en miniatura, que imitaban a la perfección las casas de la época, jardines, escaleras, rellanos, etc.
La casa de muñecas expuesta durante el mes de enero y que se encuentra habitualmente en la Sala de Juguetes, se compone de dos muebles independientes, uno superior en el que se representa una cocina rural, y otro inferior dividido en seis dependencias o habitaciones, tres comedores, una sala de estar y un dormitorio que ocupa las dos inferiores.
Fue donada al Museo por su fundador y primer director, D. Francisco González Santana, en 1991.